Reflexiones

Un lugar de la sierra cordobesa al que no volvería

Las sierras cordobesas se encuentran en Argentina. Es un amplio territorio con paisajes bellísimos para disfrutar días de aire fresco y calma. Pero existen algunos lugares (como en cualquier parte del mundo) que conviene no visitar.

No tengo muy claro cuánta gente está en la búsqueda de opiniones sobre este sitio. Pero se trata de uno de los destinos más elegidos por los turistas argentinos. Por esto es que si buscas lugares agradables y calmos, te voy a contar por qué a mi modo de ver, este no sería el indicado.

Visité este lugar hace unos cuantos años, y volví a ir en enero de 2024 con Charly, porque estabamos alojándonos en las cercanías.

Ambos recordábamos un pueblo hermoso, enclavado en un lugar agreste, repleto de vistas de las sierras, ríos, cascadas, piletas naturales, combinado con unas pocas edificaciones que ofrecían una estética y una experiencia como de cuento de hadas.

Este destino supo tener su época dorada, ya que proponía recorrer sus calles y sus atractivos enteramente a pie. Un pueblo peatonal fundado por descendientes de alemanes en el corazón de la serranía cordobesa.

¿Adivinaste ya de qué destino hablo?

Desentrañando el misterio

La Cumbrecita es el unico pueblo peatonal de la Argentina” comunican los sitios webs promocionales de la provincia y de la comuna, donde en teoría los vehículos no son permitidos, con algunas pocas excepciones.

Pues bien, parece que las excepciones son cada vez más frecuentes. Al punto que dejan de ser excepción.

¿Por dónde empiezo? Voy a reflexionar en orden cronológico. A medida que desenrollo el papelito en el que aquel día anoté mis observaciones, me voy sorprendiendo de lo detallada que fui. Leyendolo algunas semanas después de la experiencia, me siento exagerada. Luego lo re-pienso y concluyo que el nivel de exigencia viene dado con las expectativas que cada viajero pone en el destino que visitará, y también con la experiencia de viajes que adquiere a lo largo del tiempo.

A primera vista la propuesta parece fascinante. Pero a primera vista y media, se va desluciendo y perdiendo encanto.

Cobran la entrada al pueblo

En cuanto llegamos notamos que el estacionamiento para vehículos se encontraba a 1 km del ingreso al pueblo, lo cual difería respecto de nuestros recuerdos. Es totalmente comprensible, ya que en los ultimos años el pueblo creció considerablemente en visitantes anuales, y eso requiere planificación y recaudos.

Pero ¡Oh, sorpresa! En cuanto llegamos nos detuvo una persona en el ingreso para informarnos que el estacionamiento costaba $ 4.000 (pesos argentinos, que equivalen a unos USD 3 al cambio del momento). Para un turista extranjero puede no significar demasiado, pero para el costo de vida de un argentino resulta un monto interesante. Sobre todo teniendo en cuenta que como está en el medio de la nada y no hay espacios alrededor, no existe absolutamente ninguna otra opción para estacionar el vehículo.

Una pequeña parte del estacionamiento de La Cumbrecita, que recibe cientos de vehículos a diario.
Una pequeña parte del estacionamiento de La Cumbrecita, que recibe cientos de vehículos a diario.

Es decir, en pocas palabras La Cumbrecita cobra el ingreso al pueblo. En la práctica es algo así como un pueblo privado, ¿me explico? Eso en Argentina es inaudito. ¡Ah! Pero si eres residente del Valle de Calmuchita (región donde se encuentra este pueblo) pagas la mitad en estacionamiento, aunque ninguna de las personas que cobra allí pregunta a la gente de dónde vienen :-S.

Contaminación en La Cumbrecita

Una vez pagado el estacionamiento, tomamos un bus que nos llevaba desde ahí hasta el ingreso del pueblo. Algunos de los conductores de estos buses escuchan la música altísima. Por otra parte son vehículos que no controlan bien su escape de humo. Con lo cual en un entorno agreste, rodeado de naturaleza, y que se vende como una Reserva, poner a circular estos vehículos, que van y vienen del pueblo al estacionamiento cada 30 minutos todo el día, implica un factor de contaminación importante.

Por otra parte, en todo el pueblo había hermosos carteles solicitando a los visitantes que sean cuidadosos con su basura y la tiren en los cestos destinados a ello. Resulta que estos cestos están repletos de basura y desbordan. ¿No podrán destinar parte del presupuesto que obtienen del cobro del ingreso al pueblo a pagar personas que recorran el pueblo a diario y vacíen los tachos disponibles para los visitantes? Por supuesto que entre este hecho y la cantidad de gente que había en La Cumbrecita, fue inevitable ver basura en diferentes sectores del paseo.

¿Pueblo peatonal?

Ni bien llegamos al pueblo nos encontramos con una horda de gente, lo cual comprendemos porque estamos en temporada alta (verano) en Argentina. Simplemente le quita un poco de encanto. Pero a esta horda, se sumó un hecho que nos sorprendió y nos enojó: el pueblo peatonal no es peatonal.

A lo largo de nuestro recorrido nos cruzamos con vehículos de casi todo tipo: autos grandes y chicos, cuatriciclos, motos y hasta alguna van. Es decir, en las calles destinadas a circulación peatonal debíamos tener cuidado de no caer bajo un auto, que por cierto en algunos casos ni siquiera disminuían la marcha frente a los peatones. Escuché vehículos acelerando y algunas bocinas incluso. Autos estacionados en todos los hoteles y alojamientos a lo largo del pueblo.

El cartel del ingreso a La Cumbrecita reza "Pueblo peatonal", pero en la práctica son patrañas.
El cartel del ingreso a La Cumbrecita reza “Pueblo peatonal”, pero en la práctica son patrañas.

¡Vamos! Puedo comprender perfectamente que deban hacer algunas excepciones para personas con movilidad reducida y para que los huespedes de los alojamientos puedan llegar hasta ahi con su equipaje. Pero la cantidad de autos en cada calle, tanto estacionados como circulando, me hace pensar que va mucho más allá de un eventual huesped arribando o personas con discapacidad.

Y pensando en un hecho que para algunos puede resultar trivial, esta cantidad de autos estacionados y circulando arruinaban el paisaje. Uno va a La Cumbrecita a apreciar la naturaleza, a maravillarse con un pueblo construido por descendientes de alemanes en un paraje natural parecido al de origen. Pero encontramos “esto”.

El día que fuimos era húmedo y en algunos momentos lloviznaba un poco. Eso nos hizo notar que algunas calles no estaban preparadas para circulación peatonal sino para vehículos, ya que habían colocado piedras con cemento que resultaban super cómodas para que el auto no resbale sobre la tierra, pero incomodísimas para subir o bajar caminando por calles empinadas, a riesgo de resbalar y terminar con una fractura de coxis.

A esto sumemos que en este pueblo se realizan visitas guiadas a caballo y estos bellos animales van dejando sus heces a lo largo del camino, lo cual predispone más a resbalones y accidentes. ¿Será mucho pedir que los responsables levanten las deyecciones, así como se le exige a los responsables de perros, por ejemplo?

Paisajes de La Cumbrecita

Este destino nos sorprendió en más de un aspecto. Al ascender a un par de los miradores, descubrimos que La Cumbrecita es el unico pueblo que visitamos, donde subimos a miradores en los que no vimos nada. Estaban rodeados de vegetación alta y densa en algunos casos, o no se orientaban a una vista panóramica en otros.

Por último, necesito hacer un descargo que para mí es importante. Soy defensora acérrima de los eco-sistemas nativos, no por cuestiones estéticas sino por motivos funcionales. La sierra cordobesa originalmente es parte del monte chaqueño, que tiene características particulares en cuanto a su vegetación y fauna.

En este sentido, un problema que padece La Cumbrecita y otros lugares de la zona, es la implantación de pinos, que no son nativos y como tal, acarrean consecuencias para la salud ambiental en la región.

No voy a entrar en detalles sobre el tipo de vegetación propia de esta zona y las consecuencias de implantación de especies exóticas como el pino (si quieres una nota específica sobre consecuencias de los cambios artificiales sobre los ambientes, me lo puedes dejar en comentarios). Pero sí voy a asegurar que este es otro punto en contra, al menos para mí, al momento de calificar mi experiencia en este pueblo.

Una muestra de los pinos, vegetación exótica que puede resultar muy vistosa, pero no es la original de la zona.
Una muestra de los pinos, vegetación exótica que puede resultar muy vistosa, pero no es la original de la zona. Más allá de los resultados estéticos, acarrea consecuencias importantes para la preservación del eco-sistema.

Conclusión de mi paso por La Cumbrecita

La conclusión de esta experiencia es que no vale la pena hacer tantos kilometros para este resultado.

La Cumbrecita se encuentra enclavada en las sierras, 1400 msnm. Se llega por camino de asfalto pero con muchas cuestas, bajadas y curvas de montaña. El lugar está a 40 kms del pueblo más cercano y a 118 kms de la ciudad grande más cercana (Córdoba).

Se supone que tanto viaje uno lo tolera porque se encontrará con un lugar unico. Pues eso no va a suceder. Existen infinidad de lugares de características agrestes en la sierra, mejor cuidados, con menos público, y más económicos para pasar unos días.

¡No pierdas el tiempo con La Cumbrecita!

Calificación: 4/10.

¿Quieres ir de todos modos?

Si sigues empeñado/a en visitarla de todos modos, primero quiero decirte “yo te avisé”.

Luego te dejo algo de información extra:

  • El restaurant/bar Helmut tiene muy buenas vistas y cuenta la historia de uno de los fundadores del pueblo, quien ya hace varios años temía por las consecuencias de un crecimiento desmedido de La Cumbrecita. Un profeta.
  • Edelweiss es una confitería que se encuentra junto a uno de los ríos, con lo cual también tiene lindas vistas pero no de altura. Encontrarás buenos precios allí.
  • Apenas llegas al pueblo puedes consultar por los recorridos y actividades en la oficina de turismo, o descargar un mapa digital con código QR desde cartelees que están a lo largo de la “peatonal”.
  • Los comercios cobran usualmente en efectivo o por medio de transferencia bancaria. También aceptan tarjetas pero con un 10% de recargo.
  • Los recorridos por diferentes circuitos del pueblo son casi todos en subida o bajada, de nivel medio a alto de dificultad.

¿Irías de visita a este pueblo a pesar de mis advertencias? ¿Tuviste una experiencia diferente en los ultimos tiempos allí?

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