Los nómadas digitales tenemos al trabajo remoto como pilar fundamental. El trabajo remoto no es algo nuevo y menos nació con la pandemia. Aunque, hay que reconocer que a partir de ese evento el trabajo remoto tomó dimensión global y afectó a muchos por igual. Si eres empleado, habrás vivido esa experiencia. Pero si estás buscando una oportunidad para trabajar remoto, tal vez hayas notado que cada vez menos empresas ofrecen esta posibilidad como opción comparado con años anteriores.
En esta nota, vamos a ver cómo está evolucionando el trabajo remoto en las empresas y cómo se está tensando la cuerda entre defensores y detractores. ¿Qué pasará con el trabajo remoto en las empresas?
Mi (breve) historia con el trabajo remoto
Allá por el 2010, me permitían trabajar desde las oficinas de la consultora que me contrataba en vez de ir a las del cliente. Esto fue lo más cercano al trabajo remoto que viví como empleado.
En 2013 comencé a trabajar como freelance part-time en forma híbrida con un cliente que accedió a permitirme hacer parte del trabajo de manera remota. Toda la parte de programación y documentación la resolvía en casa y las implementaciones era in situ.
Para 2016, ya trabajando en modalidad freelance a tiempo completo, conseguí mi primer trabajo 100% remoto con un cliente y sentí que ese era mi camino. Para ese entonces estaba tapado de trabajo, y si no recurría a la modalidad remota me hubiera sido imposible atender todas las demandas. Como las demandas eran 100% técnicas y asincrónicas, el trabajo remoto me ayudó a organizarme de otra manera, ser más eficiente y productivo.
Luego llegó la pandemia en 2020 para demostrarle al mundo que ir a la oficina, para muchos empresaurios, era un capricho del siglo pasado. Por supuesto que no todo se puede resolver en forma remota, pero con el nivel de digitalización que existe en estos tiempos (2024 al editar esta nota), me animo a decir que más de la mitad de los trabajos se podrían realizar en forma remota en este momento. Y todo sigue evolucionando para que esa parte del pastel siga creciendo.
¿El principio del fin?
Durante la pandemia, caímos en la cuenta de que si nos adaptábamos rápidamente al trabajo remoto, los beneficios eran enormes para todos. ¿Quién no se iba a comprometer a mantenerlo?
Pasó 2020, luego 2021 con pocos cambios. 2022 comenzó con amenazas de volver a la oficina, y llegamos a 2023 con peleas públicas y despidos masivos por trabajadores que se revelaron a volver a encerrarse en cárceles de vidrio y cemento adornadas con carteles que rezan “best place to work”. Pero… ¿Qué está pasando ahora?
Últimamente he leído muchas notas en los medios sobre el conflicto que se está generando en las empresas hegemónicas de Estados unidos (y en otras partes del mundo), sobre el hecho de que sus ejecutivos están “pidiendo” (léase “ultimando”) a sus trabajadores a regresar a las oficinas al menos 3 veces por semana. En sus posturas, proponen un esquema de trabajo “híbrido”.
Sin ir más allá, Elon Musk declaró que el trabajo remoto es “inmoral” porque no está en iguales condiciones que el resto de las personas que tiene que ir a la oficina porque no puede elegir. ¿No es inmoral acaso obligar a la gente a viajar a una oficina si puede cumplir con su trabajo en forma remota? ¿No se discute que cumplir horario es una forma de esclavitud moderna cuando hay otros métodos para evaluar productividad?
Los trabajadores, por su parte, están en una posición de resistencia justificando que durante la pandemia se les dijo que no volverían a las oficinas (muchos CEOs hasta lo afirmaron por redes sociales). A partir de allí, cada uno tomó sus decisiones en base a estas sentencias. Muchos se mudaron y algunos hasta vendieron sus casas. Otros simplemente consideran innecesario retroceder en este aspecto. El sólo pensar que tienen que volver a viajar hasta la oficina debe ser un tremendo golpe para la motivación de cualquier persona.
¿Dónde quedaron todos los estudios sobre los beneficios del trabajo remoto? Beneficios no sólo para el trabajador, sino también para las empresas y para la sociedad misma. La pandemia nos había puesto a prueba y el mundo respondió, en muchos casos mejor de lo esperado. La tecnología salvó a la humanidad y el planeta siguió girando después de todo. ¿Entonces, qué pasa?
¿Un boicot organizado al trabajo remoto?
No quedan del todo claras las posturas en contra, como sí las a favor. Puede haber presión de algunos sectores económicos que sí pueden haberse perjudicado con que la gente no vaya a las oficinas: transporte, expendio de comida, comercios, alquileres, entre otros, quienes emplean a mucha gente. ¿Pueden haber presionado a los gobiernos para paliar su situación?
Otras posturas que he investigado vienen de los directivos de las empresas junto con sus gerentes pobres en adaptabilidad, que ven con malos ojos que los trabajadores estén fuera de su radar. ¿Acaso está mal que un trabajador tenga más control sobre su vida laboral para equilibrar mejor su vida personal y, por ende, su calidad de vida? Esta postura es una falacia que no responde si el trabajador cumple o no con sus objetivos. El hecho de tener al trabajador atado a una silla, frente a frente, dentro de 4 paredes no lo hace más productivo.
Ahora que los trabajadores encontraron una manera de demostrar productividad fuera de la oficina, las empresas inventan excusas desde sus benevolentes áreas de Recursos (in)Humanos: que se pierde “socialización”, que la empresa es menos “creativa” sin la presencialidad, que la oficina está mejor preparada para trabajar, y una perorata de subjetividades difíciles de demostrar.
Derribando posturas detractoras
Voy a expresar mi opinión personal en base a mi experiencia trabajando en forma remota desde 2013. No es la verdad absoluta, porque cada uno tendrá la suya. Pero creo que he pasado por muchas situaciones, tanto buenas como no tan buenas, que me hicieron ver las implicancias de lo que significa trabajar en forma remota y poder justificar algunas posturas.
Primero, como ser humano socializo con quién yo quiera, no con quién me impongan. Muchas veces las empresas nos obligan al trabajo en equipo con personas que no elegimos y no elegiríamos nunca. Aunque se resista, uno como profesional tiene que poner su mejor esfuerzo por interactuar para sacar el mejor resultado posible. La verdad que me gustaría saber qué pasaría si dejamos que todo fluya naturalmente. Es más, apoyaría a la empresa que arme su oficina en un bar e invite las vueltas. Lo pensaría seriamente.
Segundo, el punto creativo es un “depende”. Con Ale trabajamos ambos en forma remota y no tenemos problemas para desarrollar nuestra creatividad por videoconferencia. No siento que la sola presencia física de un compañero de trabajo sea motivo para tener o no tener creatividad. Mi mejor momento creativo es cuando estoy solo haciendo otra cosa que no sea trabajar. Si me sientas frente a frente con otra persona en una oficina para resolver un problema, lo más probable es que la presión de la situación nuble mi creatividad y termine anulando cualquier posibilidad de pensar fuera de la caja o de tener un momento “¡Eureka!”.
Si te dedicas al trabajo 100% digital, el punto de que es mucho mejor trabajar en la oficina porque tienes todo lo que necesitas es de lo más fácil de desmentir. ¿Acaso necesitas más que una computadora y conexión a internet para hacer tu trabajo?
Déjame decirte la verdad: lo único que quieren es tener control. Control que “perdieron” con el trabajo remoto aunque no necesiten hacerlo. Existen gerento-saurios tan malos midiendo resultados que prefieren que el trabajador cumpla horario antes de evaluar su avance por objetivos. Estos son sólo burócratas que trabajan a reglamento y su jugada radica en pasar desapercibidos: durar hasta que se jubilen, sin importar quién está debajo. ¿Trabajar por objetivos? Nunca lo harán, porque tienen que gestionar, liderar, trabajar… ¡y no quieren hacerlo!
¿Se acabará el trabajo 100% remoto?
Creo que las posturas en contra pueden ser un golpe duro a un derecho civil: el de poder elegir desde dónde desempeñar el trabajo que sea 100% digital. Un derecho aún no reconocido como tal por los gobiernos, gremios y sindicatos que prefieren mirar para otro lado, porque no ven (o no quieren ver) los beneficios reales en la economía.
En lo que respecta a las empresas, puedo asegurar que ninguna se beneficiará obligando a regresar a sus trabajadores a las oficinas. Los que vuelvan contra su voluntad, perderán la poca motivación que les queda y optarán por irse ni bien puedan hacerlo. Imagino un efecto similar a la Gran Renuncia de 2021 después de que se resuelva todo esto.
Lo peor de todo es que durante la pandemia se vivieron momentos muy difíciles, en términos personales por la pérdida de gente cercana, y en la sociedad por el encierro y la toma de conciencia de la fragilidad en salud pública. No debemos olvidarnos que las oficinas son el lugar perfecto para contagiarnos innecesariamente de cualquier porquería que vuele por el aire. Con grilletes legales, volveremos al hacinamiento.
Sabiendo que otra pandemia puede suceder (y sucederá), ¿Por qué insistimos en cometer los mismos errores? Eso es lo más triste. Volver a la normalidad no es la solución, sino la continuidad de viejos problemas ya resueltos con el trabajo remoto.
¿Tiene futuro el trabajo remoto?
No tengo dudas respecto a los beneficios del trabajo remoto, pero sí respecto a lo que pasará con esta modalidad. Todo indica que vamos a retroceder varios pasos. Para la mayoría, basta conseguir un trabajo híbrido, con suerte.
Las empresas creen tener todo nuevamente bajo control. Mi experiencia como empleado me hizo ver que los trabajadores no importan, por más genios o productivos que sean, cuando no se adaptan a los caprichos, se los desecha. Ni siquiera un CEO como Steve Jobs (despedido por los propios accionistas de la empresa que fundó) o Mark Zuckerberg (quién tuvo que dar marcha atrás con su fábula del metaverso) pudieron torcer el brazo de sus directivos.
Algo que me ronda por la cabeza es: ¿Qué pasaría si los trabajadores digitales se organizaran? Evidentemente son transversales a los sindicatos (de sectores verticales) y no tienen representación. Pero simulemos que sí, que los trabajadores decidieran todos ir a huelga de repente hasta que se les dé la posibilidad de elegir: ir a la oficina o quedarse en casa. ¿Qué repercusiones tendría en el mundo semejante fenómeno? Sería algo loco verlo.
Y tú ¿Crees que el trabajo remoto tiene su futuro amenazado?